Es triste darte cuenta de que es lo que en verdad quieres. Muy triste, porque sientes que perdiste tanto tiempo tratando de negarlo, y todo por una estupidez que costó demasiado: Me costó ocho años de los veinte que llevo en existencia.
Papá, te amo, tú lo sabes. Pero esa dolorosa espinita rencorosa creo que jamás saldrá de mi corazón. Te traté mal, te grité, no te valoré, y aún sigo haciéndolo, y todo porque me hiciste sentir menos que nada y perdí totalmente mi autoestima y mi confianza artística.
¿Aún tendré tiempo para enmendar lo ocurrido? Porque ni siquiera tengo el valor para decirlo...
Al menos... Al menos ya sé un poco más que es lo que quiero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario